¿Cómo fertilizar de forma amigable con el ambiente?
Las plantas necesitan extraer del suelo los ingredientes para producir sus alimentos. Los fertilizantes y abonos son los encargados de devolver a la tierra esos nutrientes que las plantas necesitan. A continuación te contamos algunas formas de fertilizar de forma sencilla, amigable con el ambiente, con materiales que podés encontrar fácilmente.
¿Con qué fertilizar?
Ü Harina de hueso: aporta principalmente fósforo. Debe aplicarse bien cerca de las raíces para maximizar su efecto, ya sea mezclándolo con la tierra previo a realizar un trasplante o bien mezclándolo con la primer capa de tierra que rodea a una planta. Hay harina de hueso crudo y harina de hueso cocido. Esta última contiene más fósforo y su acción es más rápida.
¿Qué pasa si fertilizamos en exceso? Todos los extremos son malos, tanto la falta de nutrientes como el exceso de los mismo puede ser perjudicial para la salud de nuestras plantas. Pueden sufrir una intoxicación, inhibir los sistemas de defensas contra enfermedades o promover el desarrollo de microorganismos perjudiciales. Además, el exceso de nutrientes se lava con la lluvia o el agua de riego y funciona como contaminante de cuerpos de agua. Por eso es conveniente aplicar fertilizantes (comerciales o caseros) de forma moderada y esperando un tiempo prudente entre una aplicación y la siguiente.
¿Cómo identificar el momento de aplicación?
¿Con qué fertilizar?
Ü Extracto de cáscara de banana: la banana, como se sabe popularmente, es rica en potasio. Para hacer disponible este nutriente para tus plantas, herví una o dos cáscaras de banana con una cucharada de azúcar en un litro de agua. Regá tus plantas con esa agua no más de una vez por semana.
Ü Harina de alfalfa: aporta nitrógeno y fósforo. Se pueden comprar pellets (bolitas) de alfalfa utilizados para alimentar conejos u otros animales. Mezclá los pellets (aproximadamente un puñado) con la tierra cuando trasplantes tus plantas e irán liberando el contenido de nutrientes a lo largo de tiempo, siendo su efecto duradero por aproximadamente un mes.
Ü Cenizas de madera: la ceniza de madera es rica en potasio y en fósforo. Poné las cenizas en remojo unos minutos. Regá con esa agua no más de una vez por semana. Además la ceniza ayuda a prevenir plagas. El agua resultante tiene un efecto alcalinizador (sube el pH) del suelo, por eso, si el suelo que estás fertilizando tiene un pH mayor a 6,5, es recomendable evitar su uso.
Ü Harina de pezuña: es una buena fuente de nitrógeno de efecto lento, permaneciendo en el suelo por unos seis meses. Mezclá un puñado de gránulos con la tierra con la que vas a trasplantar tus plantas.
Ü Clavos viejos: los clavos están hechos de hierro y este elemento es esencial para el desarrollo de las plantas. Enterrá los clavos que ya no uses en tus macetas o en el jardín e irán liberando hierro progresivamente.
Ü Harina de hueso: aporta principalmente fósforo. Debe aplicarse bien cerca de las raíces para maximizar su efecto, ya sea mezclándolo con la tierra previo a realizar un trasplante o bien mezclándolo con la primer capa de tierra que rodea a una planta. Hay harina de hueso crudo y harina de hueso cocido. Esta última contiene más fósforo y su acción es más rápida.
¿Qué pasa si fertilizamos en exceso? Todos los extremos son malos, tanto la falta de nutrientes como el exceso de los mismo puede ser perjudicial para la salud de nuestras plantas. Pueden sufrir una intoxicación, inhibir los sistemas de defensas contra enfermedades o promover el desarrollo de microorganismos perjudiciales. Además, el exceso de nutrientes se lava con la lluvia o el agua de riego y funciona como contaminante de cuerpos de agua. Por eso es conveniente aplicar fertilizantes (comerciales o caseros) de forma moderada y esperando un tiempo prudente entre una aplicación y la siguiente.
¿Cómo identificar el momento de aplicación?
Nitrógeno La falta de
nitrógeno produce que el crecimiento de la planta se vea reducido y las hojas
tomen un tono amarillento (se ponen cloróticas), especialmente las hojas más
viejas.
Se puede aplicar como un inductor en el momento de
crecimiento de la planta, generalmente desde comienzo de la primavera al inicio
del otoño. No es recomendable aplicar fertilizantes nitrogenados en momentos
que la tierra permanezca seca mucho tiempo, ya que se pueden producir formas
tóxicas del nitrógeno.
Potasio Cuándo
falta potasio se ve primero en las hojas más viejas. Inicialmente se vuelven
cloróticas y luego se presentan unas lesiones sobre las hojas, como quemaduras
marginales. Incluso puede llegar a generar la pérdida de hojas. Por lo general
desarrollan tallos más débiles de lo usual. Si la planta tiene flores o frutos,
estos tejidos dejan de crecer y/o presentan un color más pálido de lo usual.
Puede aplicarse en la época de floración y producción
de frutos para promover el buen desarrollo de los mismos.
Fósforo Se puede
identificar la falta de fósforo cuando la planta frena su crecimiento y sus
hojas toman un color falta fósforo, principalmente en las hojas más viejas. A
veces puede aparecer una tonalidad roja o violácea en los bordes de las hojas.
También suele atrasarse la madurez de la planta, floración retrasada y
maduración tardía de los frutos.
Los suelos muy ácidos o muy alcalinos no suelen
retener el fósforo, por eso, ajustá el
pH del suelo antes de fertilizar con fósforo para maximizar la eficiencia del
tratamiento. El fósforo ayuda a la floración y la maduración de los
frutos.
Calcio La
falta de calcio se evidencia en las hojas más jóvenes, que se vuelven
irregulares y pequeñas, con algunas lesiones, tipo quemaduras. Es conveniente
aplicarlo si el suelo que se está fertilizando tiene un pH levemente ácido, ya
que el calcio, generalmente, viene acompañado de carbonatos que disminuyen la
acidez del suelo.
Hierro La escasez de este elemento se ve porque aparece
una clorosis muy pronunciada entre las nervaduras, sobre todo en las hojas más
jóvenes. En casos muy severos las plantas llegan a tener hojas jóvenes albinas. 
En el caso de los cactus y suculentas, cuando se transplantan y se renueva la tierra, es una manera de abonarlos, aunque también puede hacerse por riego o agregados al sustrato. Puede agregarse un fertilizante comercial (especial para cactus o humus de lombriz) cada 2 meses en primavera-verano. Los buenos fertilizantes para cactus y suculentas contienen poco nitrógeno, mayormente fósforo y potasio, en el caso de los que estimulan la floración. Podés hacer tus preparados caseros y agregarlos al sustrato también. Recordá que los excesos, sobre todo para las crasas, son malos. Además, tené presente NUNCA fertilizar los cactus y suculentas en invierno, ya que se encuentran en reposo y las plantas podrían verse intoxicadas.
Si aún tenés dudas sobre la fertilización de tus plantas, escribinos a alelicactus@gmail.com
